Junto con la fotografía, las estampas japonesas fueron una gran
influencia en el desarrollo de la pintura impresionista. Los primeros grabados
japoneses, realizados en madera, llegaron a Europa gracias a la apertura de los
puertos japoneses en marzo de 1854, tras permanecer cerrados durante más de
doscientos años, al comercio con Occidente. En los años siguientes el interés
por la cultura oriental creció: en 1861 el barón de Chassirons publica Notes sur le Japon, la Chine et l’Indie,
1858-1860, el primer libro en francés que reproduciría fascines de las
obras de Hokusai; en 1862 en la Exposición Universal de Londres se pudieron ver
por primera vez en Europa libros y grabados japoneses y en París, en la rue de
Rivoli se inauguraba la boutique de Mme. Desoye, especializada en objetos
importados de extremo oriente.
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Whistler, Capricho en púrpura y oro nº2: el biombo
dorado.
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Estos grabados japoneses tuvieron un efecto inmediato en los artistas
impresionistas. Manet y T. Rousseau eran
algunos de sus coleccionistas. Además Manet realizó el retrato de Zola en 1868
en un interior decorado con un biombo y una estampa de Kuniaki II, y casi 20
años más tarde, Van Gogh, fascinado con la técnica de los japoneses, pintará Père Tanguy (1887) sobre un fondo en el
que aparecen estampas al estilo de Hiroshige, Hokusai y otros. En los años siguientes, a medida que se
difundió y se conoció con más profundidad la técnica de este arte, su influencia
sobre los artistas de la época se fue haciendo más notable, sobre todo en
Toulouse-Lautrec o los Nabis.
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Manet, Retrato de Zola. |
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Kuniaki II, Luchador de Sumo |
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Van Gogh, Père Tanguy |
El origen y popularización de los grabados japoneses lo encontramos en
la ciudad de Edo (Tokio en el siglo XVII). En esta ciudad algunos artistas,
rechazando los viejos y rígidos cánones del arte oficial, buscaron nuevos lenguajes
plásticos, más cercanos a la nueva democrática sociedad que estaba haciendo de
Edo una metrópoli importante. Artistas como Hishikawa Moronobu (1631-1694) o
Torii Kiyonobu (1664-1729) vieron en esta vida urbana temas que harían de ellos
los primeros grandes maestros del ukiyo-e, al glorificar en su obra los pequeños
placeres de la vida cotidiana. Ukiyo o “mundo flotante” es la definición
japonesa de cierto estilo de vida. Según la descripción de Asai Ryoi, escritor
del siglo XVII en su obra Leyendas del
mundo flotante, se refiere a “vivir y gozar el momento con los encantos de
la luna, la nieve, los almendros en flor y las hojas de otoño; disfrutar del
vino, las mujeres y la música, dejándose llevar por la corriente de la vida”.
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Hishikawa Moronobu. |
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Torii Kiyonobu, Daifukuchu |
Los artistas del
ukiyo-e (la e equivale a la pintura) como cronistas de su época, reflejaron en sus estampas escenas de teatro
y de café, excursiones, paseos en barca por el rio, las ajetreadas calles y la
vida de los habitantes en el interior de sus casas. Utamaro, Hiroshige y Hokusai
enamoraron a Occidente con sus estampas de paisajes, de la vida diaria y de
figuras femeninas, de gran delicadeza.
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Utamaro, Moonlight revelry at Dozo Sagami |
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Hokusai, La gran ola de Kanagawa |
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Hiroshige, Vista por la tarde de un templo en la colina. |
Estos grabados,
populares y de módico precio eran vendidos por las calles de las ciudades del
antiguo Japón y por sus temas y tratamiento de la vida contemporánea iban a
conectar estrechamente con los propósitos plásticos de los pintores
impresionistas. Lo que llamó la atención de los artistas franceses fueron los
aspectos formales de estos grabados, su calidad sintética y expresiva,
delimitando delicadamente las figuras y objetos, la claridad de la luz, los
colores lisos y planos, sin sombras ni modelado, el estudio del gesto detenido
a medio camino como en la fotografía, la descentralización, la economía de los
medios para expresar un tema, la capacidad para captar los cambios y los
efectos de la atmósfera y los nuevos puntos de vista. También les llamó la atención
el poco interés por la perspectiva, sugiriendo el espacio simplemente colocando
unos objetos detrás de otros.
El marchante y crítico
Thèodore Duret, que había realizado en 1873 una visita a Japón, declararía más
tarde que los artistas del ukiyo-e fueron los “primeros y más perfectos
impresionistas”.
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Shunsho |
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Shunsho |
Muchos de los maestros
del ukiyo-e también practicaron el arte del shunga, cultivado por los grandes
maestros japoneses entre 1600 y 1900, que mostraba escenas eróticas de forma
explícita. Shunga significa literalmente “cuadros de primavera”, estación que
se utiliza a menudo como eufemismo para aludir al acto sexual. Estos grabados
fueron coleccionados en Europa por personalidades como Toulouse-Lautrec, Rodin
o Picasso.
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Katsushika Hokusai, Buceadora y pulpos o El sueño de la mujer del pescador. |
Este género fue
erradicado a principios del siglo XX por la estricta moral de Japón en esos
momentos. La mayoría de las obras fueron creadas por artistas de la escuela
ukiyo-e para exhibir el placer sexual en todas sus formas, mezclando en
ocasiones le humor e inspirándose en la narrativa medieval japonesa. Los avances en los métodos de impresión en el
siglo XVII promovieron el shunga entre las clases medias emergentes, y pese a
las grandes desigualdades de género, también entre una audiencia femenina.
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Utamaro |
Estas obras, al
contrario de la Europa de aquel momento no trazaban una barrera moral entre
arte y pornografía, y pese a que las estrictas leyes del confucianismo regían
la vida oficial, no se entrometían en el ámbito privado.
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Koryūsai |
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Kyosai |
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Hosoda Eishi |
Las ilustraciones de
shunga nacieron ajenas a cualquier censura y su prohibición formal en 1722
tampoco tuvo reflejo en la práctica. Seguían siendo distribuidas con libertad por las redes nacionales de bibliotecas y las
de prestamistas de libros, que no estaban reguladas. El cambio de actitud
oficial a finales del siglo XIX y la introducción de un código penal que prohibía
la difusión de material obsceno a principios del siglo XX acabaron erradicando
el shunga. Su producción dejó de ser tolerada y sus propietarios terminaron escondiéndolos
a la vez que este arte eran descubierto en Europa y EE.UU. Gracias al legado
del médico y político George Witt, el Museo británico tiene desde 1865 una de
las colecciones más importantes fuera de Japón. Este museo organiza actualmente
una exposición llamada Sexo y placer en el arte japonés hasta
el 5 de enero.
Para más información sobre esta exposición:
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ResponderEliminarFascinante tema. Gracias a este artículo estoy descubriendo cuadros maravillosos. A cambio ofrezco esta pieza de Erik Satie, compositor impresionista precursor del minimalismo, la Gnossienne nº1:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=oOTpQpoHHaw
Muchas gracias!
Tema interesante que acabo de descubrir.siempre ame el Impresionismo,siempre crei en su originalidad como expresion .No conocia que la pintura Japonesa que se abrio al mundo cuando JApon rompio su ostrasismo y su cultura en 1860 pudo abrirse a todo el mundo ,lo descubri en mi viaje de este ultimo año cuando visite las islas Japonesas,
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