Carmen Grijalba Peña
Retrato de Morisot. Edouard Manet, 1872. |
Berthe Morisot (Bourges, 1841- París 1895),
fue la primera mujer en unirse al movimiento impresionista. Pertenecía a una
familia de la alta burguesía francesa, y junto a su hermana estudió con Eugene
Benot Buichard, discípulo de Ingres y Delacroix. Su abuelo paterno fue un
arquitecto famoso y su padre estudió en la Escuela de Bellas Artes, por lo que
fue educada en el gusto por las artes.
Jugó un papel muy importante en el desarrollo del impresionismo francés,
y pese a su alta procedencia social tuvo mucho éxito con escenas cotidianas.
Expuso en todas sus exposiciones con Degas, Renoir, Monet o Pisarro. Junto con este último son los dos únicos autores que formaron parte de todas las exposiciones impresionistas originales. Además era amiga y modelo de Manet, y se casó con su hermano Eugène Manet
en 1874.
Tras su muerte
en 1895 fue enterrada en el sepulcro de los Manet en Passy.
Desarrolló un estilo impresionista donde destaca la delicadeza y la
sutileza en la representación de paisajes y escenas de mujeres con niños.
De entre toda su
producción artística voy a hablar de Psiqué
(El espejo de vestir) de 1876,
expuesto en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. Este lienzo, junto con el de
Joven empolvándose, se presentó en la
exposición de los impresionistas de 1877.
Vemos representada a una joven que se mira en un gran espejo. Este está
situado entre dos ventanas, por lo que la escena es muy luminosa. Las manos de
la joven están a la espalda, abriendo el corsé, y una manga le cae por el
hombro. La pincelada es muy suelta y rápida, típica del impresionismo. Las
manchas y los trazos aluden al dibujo de un tapiz.
Pese a lo simple
que parece la escena en realidad refleja mucho más. Se trata de una
representación del mito clásico de Amor y Psique.
En la mitología
Amor (o Eros) se enamora de Psiqué, pero cuando esta le traiciona la abandona.
Psique para recuperar su amor realiza varias tareas para Afrodita, entre ellas
ir al infierno y pedirle a Perséfone, esposa de Hades, dios del inframundo, que
le devuelva un poco de su belleza en una caja negra que la misma Afrodita le
había dado, ya que se había marchitado cuidando a Amor en su tristeza. Psiqué
realiza el encargo, pero abre la caja y cae sobre ella un “sueño estigio”.
Entonces Eros, que ya la había perdonado, limpió el sueño de sus ojos y la hizo
inmortal.
Durante el siglo
XIX Psiqué era considerada una representación del alma inmortal y su símbolo era una
mariposa, ya que ambas sufren transformaciones. Además solía estar representada
como una mujer joven con alas de mariposa.
En este cuadro
se puede ver una alusión a esto en la postura de los brazos de la joven, además
de la pequeña mancha amarilla en el marco del espejo que parece una mariposa. La
delicadeza de la postura de la figura y el ambiente que rodea la escena recuerda
a las bailarinas de Degas.
Pese a esta
alusión a la cultura clásica la figura no es clásica, sino una joven
contemporánea que se observa en el espejo. Y Amor, su amante en el mito de la antigüedad, no aparece.
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