Exposiciones Impresionistas:
Luis Quiñones García.
Durante los
años anteriores a 1870 ya se había desarrollado en Paris un grupo de artistas
más o menos estable caracterizado por las tertulias en el café Guerbois, a las
que no acudían solamente pintores sino también críticos como Zola o fotógrafos
como Nadar. La guerra franco prusiana supuso en este sentido un punto
importante en el desarrollo del colectivo ya que significó la dispersión de la
mayoría de sus miembros, Manet, Renoir y Bazille se alistaron en el ejercito,
Pissarro y Monet huyeron a Londres y Cezanne se refugió en el campo, así como
el fin de las reuniones y en parte de la actividad artística conjunta durante
un tiempo (Momplet Miguez, 1980).
En 1871 en
medio de una inestable situación de postguerra los pintores retoman sus
reuniones en el café Guerbois aunque con ausencias tan destacadas como la de
Bazille que había muerto en combate. Parece ser que fue en este momento, en el
que los artistas se debatían entre la participación en las exposiciones
oficiales del Salón y las suyas propias, cuando Monet recuperó la idea que ya
había tratado en 1867 con Bazille de desarrollar una exposición conjunta del
grupo (Rewald, 1994). La propuesta despertó diversas
opiniones ya que algunos miembros como Pissarro se mostraron entusiasmados mientras
que otros como Degas temían que el proyecto se convirtiera en una nueva
exposición de rechazados. Lo cierto es que en 1874 se fundó, por iniciativa de
Pissarro, la Sociedad anónima cooperativa
de artistas, pintores, escultores, grabadores, etc. que a partir de ese
momento se encargaría de organizar los eventos del grupo. Una vez conseguido el
local, un estudio cedido por el fotógrafo Nadar en el bulevar des Capucines, se
procedió a determinar la colocación de los cuadros mediante un procedimiento
que habría de perdurar en el resto de exposiciones, se le encargaba la tarea a
un comité que en esta primera ocasión estaría presidido por Renoir.
Impresión, sol naciente. Claude Monet. |
La primera
exposición del grupo, al que aun no se le había etiquetado como impresionista,
quedó inaugurada el 14 de Abril de 1874 y en ella se exponían obras de Monet,
Renoir, Sisley, Pissarro, Degas y Morisot. Además se contaba con la
participación de profesionales como Boudin o Adolphe-Felix Cals y aficionados
como Latouche, que era fabricante de marcos y marchante de arte (Thomson, 2001)Por otro lado Degas había logrado, no
sin dificultad, convencer a Tissot y Levert, del mismo modo que Pissarro logró
la participación de Guillaumin y Cezanne (Rewald, 1994). En total se reunieron 165 telas de
treinta artistas en el local de Nadar, siendo el único requisito para acceder
abonar el franco que valía la entrada.
De acuerdo
con el propio Pissarro la crítica les maltrato (Rewald, 1994) aunque se calcula que solo cinco de
las menciones aparecidas en 52 periódicos fueron abiertamente hostiles (Thomson, 2001). Sin embargo sí es cierto que esas
críticas fueron las más populares y las que más pesaron sobre los diferentes
participantes en la exposición, especialmente entre ese grupo de jóvenes
ambiciosos que buscaban hacerse un hueco en el nuevo panorama del arte. Hasta
tal punto tuvieron efecto estas publicaciones que el propio nombre del grupo
procede de una de ellas. El termino impresionismo fue acuñado con un
significado peyorativo por Louis Leroy en una de sus criticas en la que hacía
referencia a una obra de Monet expuesta en el estudio y titulada Impresión, sol naciente (Thomson, 2001).
Los acuchilladores de parqué. Gustave Caillebote. |
En 1876,
tras dos años en los que los artistas habían estado trabajando en sus proyectos
independientes y en algunas subastas en las que habían ido surgiendo
coleccionistas que apreciaban su estilo, el grupo decidió volver a enfrentarse
al público y a la crítica en una nueva exposición (Rewald, 1994). En esta ocasión el lugar elegido
fueron las galerías de la rue le Peletier que la sociedad había alquilado a
Durand-Ruel, quedando inaugurado el evento artístico en el mes de Abril con la
presencia de 252 telas y nuevos autores como Caillebote, Dasboutin, Legros o
Tillot (Rewald, 1994), no obstante el número total de
pintores fue menor que en la anterior muestra ya que los mejor situados en los
círculos oficiales se abstuvieron de asistir ante los ataques de la crítica. Lo
cierto es que en esta ocasión la afluencia de público fue menor aunque no la
beligerancia de algunas publicaciones que atacaban a un grupo con un estilo
cada vez más consolidado y que ya comenzaba a ejercer su influencia en las
obras del salón, cada vez más preocupadas por la luz (Rewald, 1994). Aunque el término “impresionistas”
no había sido asumido aun por el grupo era cada vez más utilizado entre los
críticos, incluidos aquellos que se mostraban favorables, y pese a que Zola
había propuesto denominaciones como naturalistas cada vez eran más numerosos en
el grupo de artistas quienes se inclinaban a adoptarlo como propio. En este
sentido nos encontramos una de las primeras fracturas del grupo, que enfrentaba
a Cezanne, a Pissarro, a Monet y a Degas, a la que además hay que sumar las
opiniones que Degas y sus más allegados hacían circular en torno a la pintura
de interior y de figuras frente a la temática paisajística mayoritaria entre
los pintores del café Guerbois (Rewald, 1994).
Baile en el Moulin de la Galette. Pierre-Auguste Renoir. |
En este
contexto la exposición de 1877 no habría sido posible sin los esfuerzos de
Caillebotte y Renoir, quienes se ocuparon de mandar las invitaciones y de citar
al grupo a una reunión en la que se trataría otro de los temas polémicos, la
participación en el salón oficial (Rewald, 1994). Degas se impuso en este sentido y
la sociedad prohibió a sus miembros exponer en el Salón y en su propia
exposición, lo que no gusto a artistas como Cezanne o Monet (Thomson, 2001), sin embargo la exposición fue por
primera vez anunciada y titulada como Impresionista, algo que Degas no acabo de
admitir y que le llevo a minimizar sus aportaciones. En medio de este ambiente de
cada vez mayor tensión en el las filas del grupo quedó inaugurada su tercera
cita con el público en la que tan solo participaron 18 artistas (Rewald, 1994) y que tuvo lugar en el número seis
de la calle le Peletier, cerca de los estudios de Durand-Ruel. En esta ocasión
el público y la critica continuaron con sus burlas aunque ya era frecuente que
autores como Georges Riviere salieran en defensa de las obras de Cezanne y
Renoir (Thomson, 2001). Puede ser que las nuevas críticas fueran
las que motivaron que una vez cerrada la exposición el 30 de Abril se decidiera
organizar una nueva subasta. El éxito de este evento comercial fue bastante
moderado y aunque conto con la presencia de Pissarro y Caillebotte no logro
atraer a Monet (Rewald, 1994).
En los años
posteriores a la tercera exposición había tenido lugar un hecho relevante para
el grupo, las tertulias se habían trasladado del café Guerbois al café de la
Nueva Atenas (Momplet Miguez, 1980), además en 1879 con motivo de la
cuarta exposición se acrecienta la división. Es muy significativa la ausencia
de Renoir, Sisley, Cezanne y Morisot, quienes optaron por participar en el
salón oficial y por lo tanto asumieron la imposibilidad de exponer en la cita
del grupo (Rewald, 1994). Por otra parte Degas había
conseguido nombrar la exposición como de independientes, abandonando la
denominación impresionista, e incluir en ellas a un grupo de artistas cercanos
a su persona y tesis. De este modo nos encontramos con la participación de
quince artistas entre los que destaca Caillebotte, que al igual que en la
anterior ocasión se ocupo de la organización, Degas, Monet, Pissarro y los
nuevos participantes como Cassat, Forain o Zandomeneghi (Rewald, 1994). La critica continuo siendo
beligerante pero la afluencia de público aumento y se hizo cada vez más
evidente el predominio de los autores especializados en los interiores y el
moldeado de figuras sobre los paisajistas (Thomson, 2001).
La plaza Valhubert. Armand Guillaumin. |
La quinta
exposición, que tuvo lugar en 1880, supuso el triunfo absoluto de Degas. Además
de los autores que ya había introducido en la cita anterior logró también la
incorporación al grupo de Raffaelli, cuyo intento de adhesión había despertado
una gran oposición en 1879 (Rewald, 1994). Monet, al igual que Renoir, Sisley
y Cezanne, no participó en esta ocasión ya que había decidido buscar el éxito
en el Salón mediante diversas telas que había presentado al jurado ese mismo
año. La exposición se inauguro en Abril y tuvo lugar en el numero 10 de la rue
des Pyramides, anunciándose como de artistas independientes (Rewald, 1994). Lo cierto es que ante las
incorporaciones motivadas por Degas solo Pissarro representaba en la exposición
el impresionismo “clásico”, un hecho que fue identificado con facilidad y
desconcierto por los seguidores y la crítica, que cada vez diferenciaba más
entre los verdaderos impresionistas y los nuevos artistas que se iban
incorporando (Rewald, 1994).
El Otoño. Mary Cassat. |
En 1882 tuvo
lugar un giro importantísimo en la historia del impresionismo y se dio la
exposición más homogénea, en cuanto al estilo, de todas las que se habían
celebrado hasta el momento (Momplet Miguez, 1980). La séptima exposición del grupo se
llevó a cabo gracias a la mediación que Pissarro y Morisot llevaron a cabo
entre las diferentes partes enfrentadas. Consiguieron que Renoir, Sisley y
Monet volvieran a participar en el evento aunque no lograron evitar el abandono
de Degas (Thomson, 2001). El joven Gauguin había adoptado un
papel agresivo durante la preparación de la exposición y logro excluir a
Raffaelli, motivo por el cual Degas consideró herido su orgullo y se negó a
participar. El resultado fue que la exposición volvió al impresionismo más
clásico centrado en los paisajes y la influencia de la luz, con obras tan
representativas como la serie de acantilados de Normandía de Monet (Thomson, 2001).
En 1886 se
desarrollo por iniciativa de Pissarro y gracias a la organización de Morisot y
su marido la última de las exposiciones impresionistas (Momplet Miguez, 1980). Monet, Renoir, Sisley y Cezanne
estaban cada vez menos implicados en el movimiento y no fue posible incluirlos
en el catalogo de la exposición (Thomson, 2001). Además había ido surgiendo una
nueva generación de artistas apoyada por Pissarro y aparentemente liderada por
Seurat (Seurat, Signac y Lucien Pissarro) que logró participar en el evento
disponiendo de una sala independiente en los salones que se habían alquilado (Momplet Miguez, 1980). Degas volvió a exponer junto con su
grupo de afines compuesto en este caso por Cassat y Forain por lo que el estilo
en su sentido original o clásico solo estaba representado por Gauguin,
Guillaumin y Morisot (Thomson, 2001). En esta ocasión la crítica se
centro en ese grupo de jóvenes e innovadores artistas que en estos momentos
comenzaban a dar salida a un nuevo estilo conocido como puntillismo o
divisionismo pero que aun eran catalogados como un subgrupo dentro del
impresionismo y denominados como neoimpresionistas. Por lo tanto esta
exposición supuso el fin de una etapa y la apertura de nuevos horizontes
marcados por esta nueva generación que comenzaba a superar a los fundadores del
impresionismo al mismo tiempo que exploraba nuevas tendencias y estilos (Momplet Miguez, 1980).
Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte. Georges Seurat. |
Bibliografía:
Momplet Miguez, A. E. (1980). El
Impresionismo. Madrid: Publicaciones del Ministerio de Cultura.
Rewald,
J. (1994). Historia del Impresionismo. Barcelona: Seix Barral.
Thomson,
B. (2001). El Impresionismo. Orígenes, práctica y acogida. Barcelona:
Editorial Destino.
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