I) La mujer en el impresionismo
La mujer ha sido retratada de muy
diversas formas a lo largo de la historia del arte, pero en el impresionismo
podemos ver un cambio significativo. Lo primero que tenemos que tener en cuenta
a la hora de identificar la forma en que se representa a la mujer o a otra
persona es como el propio artista consigue meternos en el cuadro. A veces, de
forma forzada. Así pues, diferentes pintores entre los cuales encontramos a
Manet cuentan con una forma peculiar de introducirnos en el cuadro, en la
historia que se plasma. El artista presenta su obra para
que se vista desde la perspectiva de un flâneur. La traducción para esta
palabra vendría a ser un hombre acomodado que básicamente se dedicaba a
actividades de ocio tales como ir a cafés, teatros, etc. Dicho término esta íntimamente ligado
con otro concepto que sería el espectador en el cuadro y que lo que viene a
significar es que el espectador del cuadro acaba por adoptar un rol o papel que
se esta representando. Otro aspecto que se encontraba relacionado con esto era
las fisiologías que en esa época, en Francia tuvieron mucho éxito. Se trataba de
una especie de cuadernillos que la gente utilizaba para diferenciar las
taxonomías de los distintos grupos sociales. De ahí, que surgiera una cierta
actividad detectivesca en cuanto a las historias que se plasmaban en el cuadro.
Olimpia, Manet (1863) |
Manet se caracteriza precisamente
por eso, por introducirnos de una manera forzada en el cuadro y asumir un papel
determinado aunque en ocasiones eso nos pueda incomodar. Pues a veces lo que
hace es una crítica hacia esa actitud de intentar analizar todo, en especial la
historia del cuadro. A pesar de lo que se pueda pensar, este modo de introducir
al espectador en el cuadro no es algo que no este ligado con la forma en la que
se representan a las mujeres. En el caso de Manet encontramos numerosos cuadros
donde se nos introduce en un papel un tanto incómodo pues la mujer que está
representada busca atención, ya bien porque su acompañante no se la esta dando
a ella o bien porque se trate de un crítica como la que vemos en su Olimpia. Si
nos remitimos a este cuadro podemos ver que Olimpia, no es más que otra cosa que un prostituta a la que nosotros hemos decidido acudir pero no se nos muestra de un
manera receptiva; más bien todo lo contrario ya que lo que consigamos de ella
dependerá del dinero que tengamos.
Por otra parte tenemos a Renoir y
Degas quienes en multitud de ocasiones han retratado a mujeres pero siempre con
segundas intenciones. Sobre todo Renoir que al igual que Manet nos “invita”
forzosamente a formar parte del cuadro. No obstante, hay que saber diferenciar
los aspectos de la mujer en un cuadro dependiendo si quien lo ha pintado ha
sido un hombre o una mujer. Por norma general, cuando la mujer ha sido
representada por un hombre no suele ser representada como un igual por el
mero hecho de que la sociedad del momento no lo concebía así. Se las
consideraba inferiores en multitud de aspectos dada la sociedad machista
reinante y por ello los ámbitos a los que se solían referir eran muy limitados.
Pues recordemos que las mujeres aún no tenían la misma libertad para acceder a
todos los sitios a los que podía acceder un hombre. En definitiva, una mujer
representada por un hombre se representaba como un objeto sexual accesible al
hombre pues lo que se pensaba era que la mujer iba a acceder siempre a tales
demandas. También habría que destacar que en la época había una gran cantidad
de prostitutas en París de forma regulada y que otros tipos de trabajos como
los de camarera a veces conlleva realizar tales servicios si la mujer se veía
en necesidad de ganar más dinero. Como vemos en el siguiente cuadro:
Un bar del Folies-Bergère, Manet (1882) |
En este cuadro podemos ver como se nos presenta a la camarera desde dos perspectivas: si la vemos desde frente podemos darnos cuenta que su rosco apela a la melancolía mientras que si nos fijamos en el reflejo del espejo podemos deducir que tiene una actitud más receptiva hacia el señor que que intenta cortejarla, lo cual sería un crítica hacia la prostitución de la época. Pero en definitiva, son meras suposiciones que no nos aportan veracidad y podemos decir con total seguridad que lo que quiere plasmar Manet es que no podemos saber con certeza la historia que se plasma.
Después del baño, mujer secándose. Degas (1885-1890) |
Todo esto, condicionaba la forma
de concebir a la mujer que tenían los artistas de la época ya que sobre todo a
las mujeres de clase media y baja eran las más susceptibles de recibir dichas
atenciones por parte de los hombres. Por ejemplo, en el caso de las
representaciones de Degas de mujeres se le ha tachado en multitud de ocasiones de misógino
pero en realidad lo que representaba eran acciones que las mujeres llevaban a
cabo de una manera normal porque era lo que la sociedad había establecido. En
otras palabras, todas las pinturas que encontramos de Degas sobre mujeres que
se están acicalando, vistiendo, arreglándose, secándose, etc. No son otra cosa
que el intento de gustar a la sociedad por parte de dicha mujer a modo de rito
de iniciación en la sociedad del momento.
II ) Mujeres impresionistas
Una vez dicho todo lo anterior,
tenemos el caso contrario, mujeres que pintan o retratan a otras mujeres. Entre
las mujeres impresionistas más importantes tenemos a Berthe Morisot, Mary
Cassat, Eva Gonzalès y Marie Bracquemond.
Todas ellas constituyen un hito en la
representación de la mujer en el impresionismo. No obstante, seguían en cierta
medida atadas a las reglas y prejuicos de la época. De ahí, que recurrieran a ámbitos más
orientados a la mujer, como parques, jardines, los alrededores de los barrios
exteriores, etc. En definitiva encontramos a la mujer en ámbitos domésticos u
hogareños con un retrato amable, sinónimos de la feminidad, delicadeza y
sutileza de las que estaban dotadas.
La cuna, Morisot (1872) |
Caza de mariposas, Morisot |
De estas pintores no me remitiré
demasiado a la figura de Morisot ya que se ha tratado con anterioridad en otra
entrada del blog. Sin embargo, sí que he considerado necesario introducir
ciertos cuadros que se pueden relacionar con los de las demás y mostrar
diferentes aspectos. Uno de los cuadros más llamativos es el de la cuna (1872) donde podemos apreciar
las diferentes influencias que tuvo Morisot y que finalmente caracterizaron su
obra. Los contornos del cuadro podemos decir casi con total seguridad que
reciben la influencia de la escuela veneciana y crean un ambiente atmosférico
muy logrado. Así mismo podemos encontrar la influencia de dos grandes pintores:
Vemos la influencia de Manet en el contraste de los blanco y los negros y la de
Degas en las transparencias de los tejidos. Otros cuadros que podemos
destacar son La dama en su toilette (1875), y caza de mariposas. Todos
estos cuadros nos dan una idea de los ambientes a los que se remitían estas
artistas.
La dama en su toilette, Morisot (1875) |
El torero, Cassat (1873) |
Spanish Dancer Wearing a Lace Mantilla, 1873 |
En el caso de Cassat, que no era
francesa puedo representar una visión mucho más objetiva de la sociedad
parisina y en concreto del papel que jugaba la mujer dentro de ella. Cassat fue
alumna de Couture y Gérome y además de Degas. Sin embargo, dado que tras la
guerra franco-prusiana tuvo que salir de Francia residió durante algunos años
en España, en especial en Madrid y Sevilla, donde podemos decir que se empapa
de las influencias de Velazquez y Murillo y que podemos ver plasmada en los siguientes cuadros:
Madre joven, Cassat (1900) |
Lilas en la ventana, Cassat (1880) |
El tema principal de las
obras de Cassat es el retrato de mujeres y niños. Y al igual que Degas prefiere
escenas de interior que no quitan para que también las realice al aire libre
como el verano (1984) y tarde de verano (1896). Junto con el pintor John Singer
Sargent, también estadounidense, fueron los introductores del impresionismo en
su país. Sus obras más destacadas son:
Paseo en bote, Cassat (1893-94) |
El estilo de Cassat cuenta con
una clara influencia de Degas y las estampas japonesas como podemos ver en
estas dos obras
El píafano, Manet |
El soldadito, Gonzalès |
Carmen Álvaro Bizarro