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Autorretrato al aire libre (1873-1876) |
Cézanne
A nuestro pinto le llego el éxito
de sus pinturas demasiado tarde cuando ya era anciano pues antes la gente de la
época no había sido capaz de entender su pintura, así que el éxito nunca fue
una constante en los primeros años de su carrera artística. Tampoco ayudo su
carácter, a veces intratable y en otras tímido hasta el punto de convertirse en
un ermitaño. Su carácter nos recordaría a otros pintores como Gaugin o Van
Gogh. Los objetivos artísticos que se marcó fueron la búsqueda de lo permanente
y de lo duradero lo que más tarde
caracterizo el arte de los museos. Cézanne admiraba las pinturas de Pissarro,
Monet y Renoir y en sus obras se puede ver la influencia que las obras de esos
pintores tuvieron en la suya. Sin embargo, no podemos decir que Cézanne sea
plenamente impresionista sino que utiliza el impresionismo como puente para
enriquecer su pintura por lo que podríamos decir que su obra artística daría
paso al postimpresionismo.
En la obra del pintor destacamos
dos etapas fundamentales en relación a la naturaleza: en un primer momento su
vida artística se centraba alrededor de su propia naturaleza que ya de por si
era acomplejada y compleja. En otras palabras era una naturaleza interior
mientras que en su segunda etapa se caracteriza por una naturaleza de cara al
exterior donde encontramos representaciones de hombres y mujeres despojados de
las pasiones de la juventud, armoniosos paisajes y sólidas composiciones
geométricas entre muchas más temas.
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Detalle de El sueño del poeta (1859-1860) |
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Taza, azucarero y pera (1865-1867) |
En cuanto a la obra artística de
Cézanne al principio contaba con una influencia del romanticismo sobretodo de
las pinturas de Delacroix como se aprecia en
El sueño del poeta. Destacan temas de carácter literario y poético. No
obstante, no logran deshacerse del temperamento del pintor lo que queda
plasmado a través de una pelta cromática espesa cargada de materia que ahonda
en la expresividad. Vemos que además recibe el influjo de
las pinturas de Manet en especial de los bodegones como en
taza, azucarero y
peras.
Se aprecia en su obra el
estudio de bodegones españoles y flamencos del s. XVII. Aunque sin duda alguna
el cuadro por excelencia de este período es
Una Olimpia moderna claramente
inspirada en la de Manet a modo de homenaje. Destaca por el tratamiento
cromático desbordante y la amplitud de la escena que se representa.
En cuanto a la libertad de las formas y
el brillo de la luz nos indica que está cercano al impresionismo.
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Una Olimpia Moderna (1872-1873) |
En la década de los sesenta su
pintura se caracteriza por la pintura al aire libre donde recoge numerosos
tipos de paisajes. Aunque se considera que son sus años de impresionista se
diferencia de pintores como Renoir o Monet en que los colores que emplea son
más densos y opacos mientras que las formas son más rotundas pero menos
luminosas. Es en estos momentos cuando se hace amigo de Pissarro y ambos
empiezan a pintar juntos. De esta época destacamos cuadros como La calle del
pueblo en Auvers que se caracteriza por el estudio de la luz a diferentes horas
del día, aunque lo que más sobresale es su manera de moldear el volumen a
través del color, en otras palabras entender el espacio en términos lumínicos.
Autorretrato al aire libre nos permite ver la realidad de su persona, pues se
representa con aspecto hosco lo que apela a su personalidad que queda reflejada
en las crónicas de la época.
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El florero azul (883-1887) |
Tras el fracaso de la exposición
impresionista de 1877, Cézanne se embarca en la aventura de tratar de dotar a
la pincelada impresionista propiedades constructivas y para ello no duda en
pasar horas y horas intentando crear esa unidad mínima a partir de la cual crear
el cuadro. En El florero azul podemos ver detalles interesantes como las frutas
inacabadas donde se vislumbra los trazados que realizó el pintor o la forma de
representar el plato detrás del florero que nos sugiere que ha sido
representado desde dos puntos de vista diferentes. En El puente de Maincy vemos que el espacio queda
indeterminado pero Cézanne se apoya en la geometría regular del puente para
legitimar la especialidad. también destacamos Mujer desnuda en un sofá donde el desnudo femenino es representado como una naturaleza muerta.
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El puente de Maincy (1882-1885) |
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Los jugadores de cartas (1890-1892) |
A finales de los ochenta el
pintor se centra en encontrar la síntesis entre la sensación impresionista y la
sensación del cuadro. Que mejor que sus palabras para explicar lo que quería
conseguir: “intento dar la perspectiva sólo a través del color”. Parece simple,
pero sin duda no lo es como podemos apreciar en el tratamiento de las sombras
de sus cuadros que se caracterizan por una gran maestría. En Los jugadores de
cartas podemos ver las distorsiones espaciales que Cézanne ha llevado a cabo,
el detalle se aprecia en la perspectiva entre la mesa y el tapete. La distorsión se consigue con la
yuxtaposición de pequeñas manchas de color sobre el paisaje. Sigue realizando
paisajes como Rocas en el bosque y numerosos retratos como El jardinero que se
caracteriza por el toque ligero de los colores y las posibilidades que encuentra en las acuarelas sobre las
que trabajara en las últimas etapas de su vida. Destaca la serie de bañistas
con cuadros como: tres bañistas que nos remite a lo clásico, cinco bañistas en un intento de revivir a Poussin los cuerpos están perfectamente integrados en el
paisaje. Estudio de bañistas muy parecido al anterior. Y Los bañistas que parece que su figura
se sustenta en una elipse composición en grupos de tres separados por elementos
arbóreos. También destacan sus cuadros sobre bodegones como Bodegón con
manzanas y naranjas. Los plegados de la tela que se usan como fondo multiplican
los puntos de vista de la obra, el espacio tradicional aparece desbaratado a la
libertad del pintor.
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Rocas en el bosque (1894-1898) |
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Bodegón con manzanas y naranjas (1895) |
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Tres bañistas (1879-1882) |
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Cinco bañistas (1892-1894) |
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Estudio de bañistas (1892-1894) |
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Bañistas (1892-1894) |
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El jardinero (1904-1906) |
Y por último nos encontramos con
los cuadros sobre la montaña de Sainte-Victorie que no puede considerarse una
serie pero sí que nos sirve para ver la evolución de Cézanne.
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La montaña Sainte-Victorie desde el pino alto (1885-1887) |
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La montaña de Sainte-Victorie desde el Sudoeste (1890-1900) |
Carmen Álvaro Bizarro.
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