Toulouse-Lautrec y la noche parisina, el gran reflejo social del momento
Figura como Cézanne, Gogh y
Gauguin han cerrado el apartado de discípulos, seguidores y modernizadores de
los maestros impresionistas. Acabando por catalogarse como “figuras
excepcionales” o esa es la idea que al menos hemos querido transmitir aquí.
Queremos dedicar también un breve
apartado a una figura un pelín posterior, que se separa de los conceptos nada
realistas de estos tres genios donde nos hemos extendido ampliamente.
Toulouse-Lautrec sería un pintor de la más pura vida contemporánea del momento.
Procede de una tradición impresionista y postimpresionista francesa, donde
vemos mucho toque de Degas y Gauguin.
Henri Marie Raymond de
Toulouse-Lautrec, fue un pintor popular que llevó una vida no muy afortunada
debido a una enfermedad ósea y dos graves accidentes en su infancia que le
dejaron bastante maltrecho de por vida. Por lo que se refugió en la pintura
como medio de expresión, pasando por los habituales talleres académicos que
deja enseguida por las nuevas vanguardias.
Se nos puede asemejar de lejos,
en cierta medida, a la pintura de Klimt, ya que coincide con el artista en el
predominio por la superficie plana y decorativa y muy en particular, por las
líneas decorativas abigarradas que nos trae el nuevo estilo que se abre paso:
art nouveau.
Sin embargo, ese es un campo que
se sale de nuestro radio de estudio. Lautrec fue un pintor del mundo nocturno,
lo que nos recuerda mucho a las salidas de Gogh a los bares y su reflejo de la
sociedad que busca el amparo de la noche. Sin embargo, Lautrec tiende más a
plasmar en sus obras el bohemio París, bares, salas de café-concert y
prostíbulos. Sí, prostíbulos, se trata de un pintor que da un papel
predominante a las prostitutas frente a las mujeres decorosas que veíamos en el
arte de la Academia. Aspecto que obviamente viene de lejos, por ejemplo de
Manet y su “Olympia”. Toma esta
temática del espectáculo y se centra en las protagonistas del Molin Rouge,
acercándonos a los cabarets, y a las más famosas mujeres del momento. Las
formas, los gestos y los peinados se exageran ciertamente, revelan que Lautrec
es un genio de la caricatura, la que no priva de su crueldad satírica.
Algunas actrices del momento que
retrata serían por ejemplo: “Yvette Guilbert” (Serie de imágenes superior) donde las vestimentas entran en
juego para crear efectos poderosos con la tempera. Sin embargo, a mi parecer,
donde mejor despliega todo su poderío son en sus obras anónimas. Lautrec
muestra su talento más personal cuando hace trabajos de cartel o de
improvisación abocetada propia. En este caso la pintura sobre cartón crea un contrastre muy rico, que el pintor aprovecha para destacar en elementos como los guantes o el peinado, además de para crear múltitud de expresiones que definan la personalidad de la retratada.
La obra (Imagen 1) “Ensayo con las nuevas” es el mayor
reflejo de esta temática. La obra se caracteriza por una iluminación típica de
la atmosfera de estas salas: eléctrica y de gas, justificada en las aureolas
verdes y las sombras que bañan la escena. Creando lo podríamos denominar como
una ambiente un tanto sórdido e irreal. La obra nos presenta un conocimiento y
cuidado por la vestimenta de la época, que es un reflejo social riquísimo de
cómo todas las clases por igual asistían a estos locales. Los personajes no nos
transmiten ningún entusiasmo en sus rostros y en el centro, la bailarina con
las medias rojas sería el elemento al que se dirigirían nuestros ojos. Danza al
compás que le marca Valetín le désossé (“el deshuesado”) a quien un crítico de
la época describió como un “Mefistófeles de callejón”. Al fondo se reconocen
amigos del pintor, y entre ellos (justo en el punto de fuga perspectivo) hay un
extraño espectador: un esqueleto con bombín. Lo que nos vendría a recordar a
una danza de la muerte. Se trataría de una versión moderna y paródica de este
tema traído desde el Medievo.
Esta otra serie de obras sería un ejemplo de sus carteles publicitarios que tanto le hicieron difundirse y darse a conocer. La figura de la mujer es preponderante en todos ellos y no se corta en retratarla con sus defectos o satirizarla para plasmar el significado de lo que desee publicitar.
Un poster a destacar sería por
ejemplo “café-concert Jardín de París”
(imagen 3) una obra maestra que marcha un contraste entre los músicos y
bailarinas. Parecen ser los motivos de Seurat o Degas, pero se lleva a una integración
plástica mucho más simple, lo que crea mayor impacto, los instrumentos se
desconfiguran y toman formas abigarradas que siguen la música. La imagen nos muestra muy bien cómo eran las modelos en las que se inspiraba para crear los motivos publicitarios.
Por último, la mejor obra a destacar que también cuadre el ambiente parisino más sórdido y soez sería el Moulin Rouge. Donde nos plasma hasta figuras tenebrosas como la mujer de primer término, donde también nos muestra muy bien la imagen de la "madame" de la época, o señora que manejaba los burdeles y acortesaba a todo el público.
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