martes, 26 de noviembre de 2013

LA MUJER EN EL IMPRESIONISMO

 I) La mujer en el impresionismo

La mujer ha sido retratada de muy diversas formas a lo largo de la historia del arte, pero en el impresionismo podemos ver un cambio significativo. Lo primero que tenemos que tener en cuenta a la hora de identificar la forma en que se representa a la mujer o a otra persona es como el propio artista consigue meternos en el cuadro. A veces, de forma forzada. Así pues, diferentes pintores entre los cuales encontramos a Manet cuentan con una forma peculiar de introducirnos en el cuadro, en la historia que se plasma. El artista presenta su obra para que se vista desde la perspectiva de un flâneur. La traducción para esta palabra vendría a ser un hombre acomodado que básicamente se dedicaba a actividades de ocio tales como ir a cafés, teatros, etc.  Dicho término esta íntimamente ligado con otro concepto que sería el espectador en el cuadro y que lo que viene a significar es que el espectador del cuadro acaba por adoptar un rol o papel que se esta representando. Otro aspecto que se encontraba relacionado con esto era las fisiologías que en esa época, en Francia tuvieron mucho éxito. Se trataba de una especie de cuadernillos que la gente utilizaba para diferenciar las taxonomías de los distintos grupos sociales. De ahí, que surgiera una cierta actividad detectivesca en cuanto a las historias que se plasmaban en el cuadro.

Olimpia, Manet (1863)
Manet se caracteriza precisamente por eso, por introducirnos de una manera forzada en el cuadro y asumir un papel determinado aunque en ocasiones eso nos pueda incomodar. Pues a veces lo que hace es una crítica hacia esa actitud de intentar analizar todo, en especial la historia del cuadro. A pesar de lo que se pueda pensar, este modo de introducir al espectador en el cuadro no es algo que no este ligado con la forma en la que se representan a las mujeres. En el caso de Manet encontramos numerosos cuadros donde se nos introduce en un papel un tanto incómodo pues la mujer que está representada busca atención, ya bien porque su acompañante no se la esta dando a ella o bien porque se trate de un crítica como la que vemos en su Olimpia. Si nos remitimos a este cuadro podemos ver que Olimpia, no es más que otra cosa que un prostituta a la que nosotros hemos decidido acudir pero no se nos muestra de un manera receptiva; más bien todo lo contrario ya que lo que consigamos de ella dependerá del dinero que tengamos.

Por otra parte tenemos a Renoir y Degas quienes en multitud de ocasiones han retratado a mujeres pero siempre con segundas intenciones. Sobre todo Renoir que al igual que Manet nos “invita” forzosamente a formar parte del cuadro. No obstante, hay que saber diferenciar los aspectos de la mujer en un cuadro dependiendo si quien lo ha pintado ha sido un hombre o una mujer. Por norma general, cuando la mujer ha sido representada por un hombre no suele ser representada como un igual por el mero hecho de que la sociedad del momento no lo concebía así. Se las consideraba inferiores en multitud de aspectos dada la sociedad machista reinante y por ello los ámbitos a los que se solían referir eran muy limitados. Pues recordemos que las mujeres aún no tenían la misma libertad para acceder a todos los sitios a los que podía acceder un hombre. En definitiva, una mujer representada por un hombre se representaba como un objeto sexual accesible al hombre pues lo que se pensaba era que la mujer iba a acceder siempre a tales demandas. También habría que destacar que en la época había una gran cantidad de prostitutas en París de forma regulada y que otros tipos de trabajos como los de camarera a veces conlleva realizar tales servicios si la mujer se veía en necesidad de ganar más dinero. Como vemos en el siguiente cuadro: 


Un bar del Folies-Bergère, Manet (1882)

En este cuadro podemos ver como se nos presenta a la camarera desde dos perspectivas: si la vemos desde frente podemos darnos cuenta que su rosco apela a la melancolía mientras que si nos fijamos en el reflejo del espejo podemos deducir que tiene una actitud más receptiva hacia el señor que que intenta cortejarla, lo cual sería un crítica hacia la prostitución de la época. Pero en definitiva, son meras suposiciones que no nos aportan veracidad y podemos decir con total seguridad que lo que quiere plasmar Manet es que no podemos saber con certeza la historia que se plasma. 


Después del baño, mujer secándose. Degas (1885-1890)
Todo esto, condicionaba la forma de concebir a la mujer que tenían los artistas de la época ya que sobre todo a las mujeres de clase media y baja eran las más susceptibles de recibir dichas atenciones por parte de los hombres. Por ejemplo, en el caso de las representaciones de Degas de mujeres se le ha tachado en multitud de ocasiones de misógino pero en realidad lo que representaba eran acciones que las mujeres llevaban a cabo de una manera normal porque era lo que la sociedad había establecido. En otras palabras, todas las pinturas que encontramos de Degas sobre mujeres que se están acicalando, vistiendo, arreglándose, secándose, etc. No son otra cosa que el intento de gustar a la sociedad por parte de dicha mujer a modo de rito de iniciación en la sociedad del momento.  






                            II ) Mujeres impresionistas 

Una vez dicho todo lo anterior, tenemos el caso contrario, mujeres que pintan o retratan a otras mujeres. Entre las mujeres impresionistas más importantes tenemos a Berthe Morisot, Mary Cassat, Eva Gonzalès y Marie Bracquemond. 

Todas ellas constituyen un hito en la representación de la mujer en el impresionismo. No obstante, seguían en cierta medida atadas a las reglas y prejuicos de la época. De ahí, que recurrieran a ámbitos más orientados a la mujer, como parques, jardines, los alrededores de los barrios exteriores, etc. En definitiva encontramos a la mujer en ámbitos domésticos u hogareños con un retrato amable, sinónimos de la feminidad, delicadeza y sutileza de las que estaban dotadas.

La cuna, Morisot (1872)
Caza de mariposas, Morisot 
De estas pintores no me remitiré demasiado a la figura de Morisot ya que se ha tratado con anterioridad en otra entrada del blog. Sin embargo, sí que he considerado necesario introducir ciertos cuadros que se pueden relacionar con los de las demás y mostrar diferentes aspectos. Uno de los cuadros más llamativos es el de la cuna (1872) donde podemos apreciar las diferentes influencias que tuvo Morisot y que finalmente caracterizaron su obra. Los contornos del cuadro podemos decir casi con total seguridad que reciben la influencia de la escuela veneciana y crean un ambiente atmosférico muy logrado. Así mismo podemos encontrar la influencia de dos grandes pintores: Vemos la influencia de Manet en el contraste de los blanco y los negros y la de Degas en las transparencias de los tejidos. Otros cuadros que podemos destacar son La dama en su toilette (1875), y caza de mariposas. Todos estos cuadros nos dan una idea de los ambientes a los que se remitían estas artistas.


La dama en su toilette, Morisot (1875) 


El torero, Cassat (1873)
Spanish Dancer Wearing a Lace Mantilla, 1873
En el caso de Cassat, que no era francesa puedo representar una visión mucho más objetiva de la sociedad parisina y en concreto del papel que jugaba la mujer dentro de ella. Cassat fue alumna de Couture y Gérome y además de Degas. Sin embargo, dado que tras la guerra franco-prusiana tuvo que salir de Francia residió durante algunos años en España, en especial en Madrid y Sevilla, donde podemos decir que se empapa de las influencias de Velazquez y Murillo y que podemos ver plasmada en los  siguientes cuadros: 


Madre joven, Cassat (1900)
Lilas en la ventana, Cassat (1880)
 El tema principal de las obras de Cassat es el retrato de mujeres y niños. Y al igual que Degas prefiere escenas de interior que no quitan para que también las realice al aire libre como el verano (1984) y tarde de verano (1896). Junto con el pintor John Singer Sargent, también estadounidense, fueron los introductores del impresionismo en su país. Sus obras más destacadas son: 


Paseo en bote, Cassat (1893-94) 




El estilo de Cassat cuenta con una clara influencia de Degas y las estampas japonesas como podemos ver en estas dos obras



En el baño, Cassat (1890-91)
Niña arreglándose el pelo, Cassat (1886)




El píafano, Manet
El soldadito, Gonzalès




















Y por último nos fijaremos en la figura de Eva Gonzalès que estaba directamente influenciada por Manet. Realmente no podemos englobar sus obras en el impresionismo pero sí que podemos relacionarlas con las primeras pinturas de Manet caracterizadas ambas por la utilización de paletas oscuras y fuertes contrastes de luz y de oscuridad.  Para poder ver con más claridad la influencia que tuvo Manet en Gonzalès tenemos en los dos cuadros de arriba.En cuanto a la temática de Gonzalès es muy semejante a la de Marisot con temas muy intimistas y espacios hogareños.



Carmen Álvaro Bizarro 

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